
Por José Guadalupe Rocha Esparza
Fermín Gutiérrez
En la cantina más conocida y tradicional de la ciudad de Chihuahua, conocida desde 1922 como La Antigua Paz, coincidimos el pasado 12 de noviembre con el coterráneo, condiscípulo de la secundaria y amigo Fermín Gutiérrez Galindo, artista de la pintura y obra escultórica de deslumbrante colorido, privilegiada imaginación norteña y enorme capacidad expresiva.
Recibí emocionado un ejemplar de su libro Fermín Gutiérrez, plumaje de fuego, impreso hace dieciocho años, de 205 páginas, prologado por Carlos Montemayor, Eduardo Morales, Julieta García y Enrique Servín, mismos que describen sus temas, imágenes, relatos, atmósferas y composiciones desde su primera exposición de pintura en el Teatro de los Héroes, 1989.
El libro autografiado de su puño y letra revela las notables aportaciones de un artista que ha sabido traducir, al lenguaje de la expresión plástica, la magnificencia de la tierra chihuahuense, tanto como David Alfaro Siqueiros, Sebastián e Ignacio Asúnsolo. Admirable su mural La Familia, tanto como las esculturas Las Palomas en Chihuahua o Árbol de la Victoria en Juárez.