Por José Guadalupe Rocha Esparza
Las apariencias
Las apariencias son una fuente valiosa de información que influyen en nuestras primeras impresiones y juicios, mismas que también pueden ser engañosas y llevar a sesgos incorrectos en la toma de decisiones, erróneas o discriminatorias, como le sucedió al entonces presidente de la Universidad de Harvard respecto del señor Leland Stanford y esposa.
El matrimonio Stanford, arropado de humilde traje y ella con vestido de algodón barato, pidieron hablar con el presidente sin tener una cita, recibiéndolos con ceño áspero, actitud arrogante y mueca de desagrado ante esos campesinos que nada tenían que hacer en Boston. Ellos deseaban donar un edificio a Harvard en honor a su difunto hijo.
El presidente estaba feliz porque podría deshacerse de ellos ipso facto al no tener la remota idea de cuánto costaría un edificio por sus prendas de poco valor según su percepción, mofándose de ellos. La pareja se retiró y viajó a Palo Alto, California, donde establecieron la Universidad Stanford en 1891, mejor que Harvard. Yerro, juzgar por las apariencias.