CUARTO PODER

Nov 10, 2020

Mario Ruiz Redondo

La agonía del poder de un Presidente

Las señales definitorias empiezan a darse en torno de los dos contendientes por la Presidencia número 46 de los Estados Unidos, mandando un mensaje subliminal del lado del demócrata Joe Biden, al reforzarse su seguridad por parte de la Guardia de la Casa Blanca, el Servicio Secreto, mientras que en la contraparte de Donald Trump, pese a conservar su alta investidura, empieza a sufrir el efecto del “murió el rey, viva el rey”, al sufrir la embestida de las poderosas cadenas de Televisión, que coinciden en cancelar un mensaje en vivo al país, por considerar que faltaba a la verdad.
Una agonía trágica de quien en los últimos cuatro años gobernó a su antojo y de la manera más frívola y arbitraria, la nación más poderosa del planeta, atropellando derechos de minorías, sembrando odios y persecuciones raciales que mantiene polarizada a la población, además de fortalecer el armamentismo de la supremacía blanca; destruyendo muchos miles de vidas de estadounidenses al no aplicar medidas preventivas ante el Covid-19, que hoy mantienen en condiciones adversamente complejas a la economía estadounidense, acechada por China y Rusia.
Y si bien oficialmente no se ha “caído el sistema del conteo de votos”, pareciera repetirse en la Unión Americana, lo ocurrido en México, cuando Manuel Bartlett Díaz, entonces secretario de Gobernación, anunciara por la noche del 6 de julio de 1988, la suspensión de la contabilización de los sufragios, en los momentos en que iba ganando la elección Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, el candidato Presidencial del Frente Democrático Nacional, de tendencia izquierdista, al abanderado del Partido Revolucionario Institucional, Carlos Salinas de Gortari.
La similitud se da en cuanto a que el 4 de noviembre, un día después de los comicios en territorio estadounidense, deja de fluir la información de los resultados en cuatro estados claves, en los momentos en que Joe Biden acumula 264 votos del Colegio Electoral, faltándole apenas seis, para completar los 270 suficientes para ser declarado triunfador y por lo mismo Presidente Electo, mientras su adversario Donald Trump se mantiene en 214, con lo que se genera una expectación tal, en la que surgen la posición sensata del demócrata y la caprichosa e impositiva del republicano, que se atrinchera en su afirmación-denuncia de “fraude electoral” que finalmente se le revierte.
Vale la pena recordar que en México, hace 32 años, en que después del sorpresivo anuncio de Manuel Bartlett Díaz, titular también de la Comisión Federal Electoral (CFE), encargada del recuento de las boletas, vendría la intervención a las tres de la mañana del 7 de julio, del líder nacional del PRI, Jorge de la Vega Domínguez, para proclamar el triunfo de su aspirante Presidencial, aseverando que “México triunfó y dio a Carlos Salinas de Gortari una victoria contundente, legal e inobjetable”.
Horas más tarde, aún sin el reconocimiento oficial de la autoridad electoral federal, el candidato priísta manifestaría: “Estoy convencido del triunfo de mi Partido. El mundo tendrá que reconocer este ejemplo que dieron los mexicanos en esta jornada democrática al acudir a las urnas y conservar la paz y la tranquilidad”.
Sería hasta el 13 de julio, una semana después, en que la CFE haría oficial la conclusión del cómputo de los 300 comités distritales en el país, definiendo como ganador de la contienda a Carlos Salinas de Gortari (PRI), al acumular 50.36 por ciento de los votos, en tanto Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano (FDN), lograría 31.12 por ciento; Manuel J. Clouthier (PAN), 17.07 por ciento; Gumersindo Magaña Negrete (PDM), 1.04 por ciento y Rosario Ibarra de Piedra (PRT), 0.42 por ciento.
De nada servirían las impugnaciones y denuncias legales de los candidatos de los partidos de oposición al PRI, así como marchas y mítines multitudinarios, para protestar por las presuntas irregularidades cometidas por el gobierno de Miguel de la Madrid Hurtado, que incluyeron instancias nacionales e internacionales, pues finalmente la balanza del poder absoluto se inclinaría a favor de Salinas de Gortari, quien asumiría el Poder Ejecutivo Federal de México, el 1 de diciembre de 1988, que se prolongaría hasta 1994, dejando tras de sí una situación poco transparente del proceso electoral que todavía se sigue cuestionando.
Hoy, lo interesante en la realización de los comicios en los Estados Unidos, es que quien impugna es el mismo Presidente Donald Trump, que en medio del nerviosismo que se ha apoderado de su investidura, ante el riesgo de no poder ampliar otros cuatro años más su control de la Casa Blanca, acusa a su contrincante demócrata Joe Biden, de llevar a cabo un fraude electoral, por lo que exige frenar el conteo de los votos en varios estados claves que pareciera harán inminente su derrota.
La perversidad de Trump, en cuanto a sembrar miedo poselectoral en muchas importantes ciudades de la Unión Americana, al recomendar la colocación de protecciones de madera a los edificios de negocios y oficinas públicas, aparentemente estaba dirigido a los “demócratas perdedores”, pero no ha sido así al salir a las calles sus correligionarios que respaldan su conducta de insurrección electoral.
Inicio de  un cobro de facturas al árbol que empieza caer por parte de las poderosas cadenas de televisión, en las que no se incluyeron la incondicional Fox, ni CNN, al cortar la transmisión en vivo de la conferencia de prensa del también magnate inmobiliario, para denunciar el jueves 5, el presunto fraude, responsabilizando al sistema electoral nacional.
Las tres mayores cadenas, ABC, CBS y NBC-MSNBC, interrumpirían la transmisión del mensaje Presidencial iniciado antes de las 19 horas, en los momentos en que afirmaba que : “Si contamos los votos legales, ganamos fácilmente. Si cuentas los ilegales, nos van a tratar de robar”, mientras denunciaba “el daño histórico al sistema electoral de un país”.
Coincidencia rotunda de los conductores al aire de los tres poderosos consorcios contrapunteado con Trump en los últimos cuatro años, que lo calificarían de mentiroso y que su conducta dañaba a la unidad deteriorada de los estadounidenses en el último cuatrienio.
Telemundo y Univisión, las dos Corporaciones en español, optaron igualmente por dejar de transmitir la comparecencia, acusando el mandatario de faltar a la verdad en su discurso, al no presentar evidencias sustentables.   
Trump miente, titularía su nota principal The New York Times, combinada con la llamada de Biden de tener paciencia por el conteo final, acusando al jefe de la Casa Blanca de seguir su “costumbre de regar la desinformación”. The New York Post, cuyo dueño, Rupert Murdoch, es también propietario de la televisora Fox, y aliado incondicional del Presidente, publicaría como noticia de ocho columnas: “Un Trump abatido denuncia fraude sin pruebas”.
Continuación de reveses del otrora convincente y omnipotente Donald, que sigue cayendo cuesta abajo, en tanto su rival del Partido Demócrata, se afianza en el recuento final de las boletas pendientes, cuyo desenlace podría ocurrir en cualquier momento en que el Colegio Electoral considere prudente dar la puntilla final a las ambiciones de quien ha dividido a “América”.
Respuesta inteligente de Biden a la provocación del corajudo y terco Presidente, al mantener una actitud de prudencia que proyecta no solamente a sus seguidores, sino toda la nación, al subrayar su posición, en caso de resultar ganador de la contienda, de gobernar para todos y no nada más para los azules demócratas, para dar fin a la breve era de enfrentamientos y odios implantada por el republicano.
Joe sabe que el voto de los millones de mexicanos radicados legalmente en Estados Unidos, principalmente de quienes viven en California, ha sido determinante ahí para obtener los sufragios a su favor del Colegio Electoral, de ahí su promesa de brindarles un trato más justo y respetuoso, por ser parte importante en la generación de riqueza en el estado económicamente más importante de la Unión Americana.
Avance del engranaje del poder Presidencial de Washington, que ha empezado gradualmente a cobijarlo, mediante el incremento de elementos del Servicio Secreto, que por ley cuida de la seguridad del Jefe del Ejecutivo Federal, ante lo que parece inminente de la declaración a su favor como ganador de las elecciones más competidas en la historia de los Estados Unidos.
Joe Biden, con 78 años a cuestas, quien fuese vicepresidente durante los ochos años del mandato de Barack Obama, demuestra pleno conocimiento del ejercicio del poder, respaldado por una trayectoria de 36 años como senador de su estado natal Delaware, sabe que Trump está derrotado y vive la agonía de su fracasado intento de reelección.
Paso firme con rumbo definido hacia su toma de posesión el 20 de enero próximo, teniendo como imagen de fondo el edificio neoclasista del Capitolio de Washington y La Casa Blanca de frente, en el extremo, que este viernes 6 de noviembre  por la noche, daría un paso más hacia la victoria, al dirigir un mensaje a la nación, en el que aseveraría que en Estados Unidos, la democracia funciona y los votos serán contados.
Compromiso que da certeza al futuro de la Unión Americana: “Trabajaré duro no sólo por los que están conmigo, sino por los que no lo están. Nunca he sido más optimista sobre el futuro de esta nación”.
“Vamos a ganar esta carrera. Sólo hay que ver lo que ha pasado en 24 horas. Hace 24 horas íbamos atrás en Georgia, ahora vamos ganando. Hace 24 horas íbamos atrás en Pennsylvania, ahora vamos ganando. Vamos ganando con 74 millones de votos”.
Confianza plena de su triunfo, del aspirante demócrata presidencial en la mayoría de sus compatriotas, al reconocer que: “No tenemos una declaración final de victoria todavía, pero los números nos cuentan una historia convincente y clara. Vamos a ganar. Tenemos que mantener la calma. Dejar que el proceso funcione, mientras
contamos todos los votos. La democracia funciona. Sus votos serán contados. No me importa cuánto trate la gente de evitarlo, no dejaré que pase”.
Cada vez más cerca de la meta final, Biden reiteraría por enésima vez su petición de paciencia a todos los estadounidenses, para aguardar el avance del recuento de votos, reafirmando su convicción de que junto con su compañera Kamala Harris, candidata a la vicepresidencia, se alzarán en cualquier momento como los ganadores.
En Delaware, donde el demócrata permanece acuartelado junto con su compañera de fórmula y su familia, el Servicios Secreto y demás Corporaciones de Seguridad gubernamentales, han reforzado su presencia para extremar las medidas de seguridad en torno del candidato y del Centro de Convenciones, donde en su parte exterior se ha colocado un escenario para la realización de la Fiesta de la Victoria.
Al igual que como sucede en El Vaticano, cada vez que el Cónclave Cardenalicio elige al nuevo Papa en la Santa Sede, y envía por la chimenea del edificio del Pontificado, la señal aprobatoria en forma de humo blanco, como anuncio de que se cuenta con el Sucesor de Pedro, en la Unión Americana, se hará la declaratoria de Habemus Presidente de los Estados Unidos de América, en la persona de Joe Biden, que seguramente retornara al país por la senda correcta.
Todo es cuestión de paciencia.